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La Torre de Babel: El Poder de las Palabras…

El lugar donde las palabras tuvieron poder por primera vez…

mes

febrero 2007

Hornitos 2 «La Venganza»

eso… aquí estoy nuevamente, frente al teclado del computador, junto a la playa, de noche; escribiendo sobre mis vacaciones en Hornitos. Es un placer casi románico, esto de dejarse llevar por el impulso más mínimo; ya sea de comer o bañarse, o tomar sol, (me he descubierto sintiéndome “culpable” por disfrutar tanto de todo esto). ¿Saben hace cuanto tiempo que no jugaba en una playa con un colchón inflable? Hace mucho, pero hoy, por 4.900 pesos, fui niño otra vez; niño en serio no a medias; no… Niño, niño, con revolcadas por las olas, con juegos infantiles, con nadar mar adentro (hasta las boyas y vuelta) y después, (por el cansancio) tener serios problemas para regresarse, con insolación por pasar 3 horas seguidas en el agua sin querer salirte. Con esa alegría irresponsable y bellaca de la infancia, con esa despreocupación insolente. Viviendo “a tope” la vida, o por lo menos hasta que te llamen a almorzar.

Después de eso, a cambiarse el traje de baño y de regreso al agua; hasta que, agotado, con el fuelle a tope y medio mareado por el excesivo ejercicio, el instinto de conservación te saca del agua para ir a tomar once. Te cambias de ropa y comes como oso, (estar TODO el día en el agua da hambre). Fuimos a Mejillones (en mejillones yo tuve un amoooooor, hoy no lo puedo encontraaaaaar…) y pasamos por “la playa de las tortugas”; que resulto ser un farallón costero, bastante alto, donde desemboca el enorme caño del desagüe de una refinería de petróleo, ¿Cuál es la gracia? simple, el caño gigante descarga agua caliente ( muy caliente) de la refinería al mar, producto de esto, año a año una colonia de 30 a 40 tortugas marinas hacen un alto “gastronómico” de varios meses en la boca de ese caño, cuando van de camino a sus lugares de reproducción en el trópico, de ahí que el lugar sea llamado “playa de las tortugas”; es un lugar protegido, tanto por la refinería como por las autoridades, y por lo tanto (y como es típico de este país) irrespetado absolutamente por las personas, que basta que vean un cartel que diga “protegido” o “prohibido” o algo por el estilo, para que se salten la reja, y hagan, punto por punto y sin saltarse nada, cada cosa que esta prohibida por el cartel. Poniendo en peligro no solo sus vidas (ni siquiera quise imaginarme, la cantidad de químicos, tóxicos y otras variedades de sustancias nocivas para la vida en general se desechan por ahí) sino que afectan el micro hábitat de las tortugas, que tiene ahí su alimento necesario para continuar su viaje intercontinental hacia los lugares de reproducción y desove (esta fue, la nota verde Tulio).

Para mañana, más planes infantiles (un castillo de arena gigante) además de un paseo por la playa (a ver si encontramos una bien desierta, donde podamos reproducirnos nosotros también), con los correspondientes bloques de ocio absoluto bien dispuestos, para que ninguna de las actividades programadas nos agote demasiado tampoco.Bueno eso, eso y seguir descansando a pierna suelta, que para eso, hornitos es el lugar mas adecuado de toda la tierra.

Soy Focvs

Y La Mverte no es vna  metafora 

Hornitos.JPG

Sobre Hornitos…

Es raro comenzar estas líneas aquí; junto  al mar, a metros de la  orilla de la playa, como una luna llenísima, enorme y velada por las escasas nubes que se  atreven a aventurarse en el cielo antofagastino. Hornitos es un lugar extrañísimo, es un pequeño paraíso perdido en medio del desierto mas seco del planeta. Un lugar sin luz eléctrica, urbanizado a medias, donde puedes bañarte en una  playa que  prácticamente no es profunda, con un oleaje que es un a taza de leche, Con un sol miserable y despiadado; que te  persigue y te quema con paciencia y  tenacidad… todo el tiempo.            

  Es un lugar  tranquilo, sin  el bullicio de una Reñaca; sin  las  aglomeraciones de una Serena. Pero con todas las  bellezas y los placeres de ambas; sin tener que envidiarle  nada a nadie. Hornitos era un misterio para mí hasta  que mi gata (el amor de mi vida) me  hablo de él; y me  habló, y me  habló, y me  habló, y me  habló; hasta que me convenció de venir. Este es el lugar donde  vacacionaron sus ancestros (hay fotos de los abuelos de mi gata vacacionando aquí) mi gata se crió pasando todos sus veranos en estas  playas calmas, con arenas blancas y ambiente monástico. Tal vez esto la explique un poco (a ella), tal vez haya que venir a Hornitos para comprender su forma de ser y de  ver el mundo; en estos momentos esta en una hamaca a mi lado leyendo por enésima vez “El Conde de Montecristo”, de seguro en uno minutos más se quedará dormida; entonces,  yo le quitare su libro, la arroparé, apagare las luces y dormitare junto a ella en otra hamaca. Y es que, aquí en Hornitos, la vida es más tranquila, es más simple, es así.

               La luna surca el cielo, lenta y perezosa. Son las 21.37 llevamos dos días en  Hornitos, y  parece difícil  pensar en  que, eventualmente, tendremos que salir de aquí. Es nebuloso he impreciso, pero hay una cierta  noción de que, en algún momento  tenemos que volver al bullicio capitalino, a sus carreras  frenéticas, a su incesante angustia permanente por llegar (siempre tarde) a algún sitio, a su estrés, a su transito neurótico, y ahora con el transantiago, caótico además. Sin embargo por alguna razón pienso que el recuerdo de la playa de Hornitos, quedara  como un  bálsamo vivificante, no solo por que se la podrá recordar (solo hasta  hoy llevo mas de 300 fotos) sino porque siempre esta la promesa que te serena, que te  calma, que te logra relajar… la promesa de que, el verano que viene, regresarás.

Soy Focus
Y la Muerte no es una Metáfora

Hornitos1

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